Admito que escucho rock del bueno, ese que solo se escuchaba en los buenos años que jamás viví y en los cuales mi familia descubrió su futuro. Admito que tengo una tía coleta, desquiciada de la cabeza, admito que algo me pego. Admito que tengo un primo que se volvió el hermano que nunca tuve, admito que una desconocida, muy conocida por mi, es mi hermana. Admito que tengo amigos que no son míos, Admito que aprendo cosas que no le incumben a nadie. Admito que he sido testigo de crímenes entupidos, pero crímenes al fin y al cabo. Admito que nunca me había roto un hueso hasta que desee rompérmelo, por fortuna fue el dedo meñique, por infortunio ya van dos veces. Admito que el amor me gusta chapado a la antigua, que cortejar vale la pena, que de cachos se poco y de llorar prefiero reír. Admito que soy ateo, no podía faltar, que pena a todos los que no lo sabían, ni yo lo sabía.
Admito que escribo, a veces bien a veces pésimo, para variar, nunca excelentemente. Admito que me gustan los besos, con chocolate, mordiscos, lengua mucha por favor. Admito que admiro el sexo, a las mujeres y a las personas gays. Admito que odio la política, los policías y las mentiras, sobre todo las calumnias. Admito que no se odiar, solo ignorar. Admito que no se mucho de una cosa pero lo compenso sabiendo poco de muchas cosas. Admito que me gusta escuchar más que hablar, que me encanta jugar a desenmascarar el verdadero yo de los demás. Admito que jamás me conocerán, aunque con este escrito les de una pista. Admito que todo lo que no me da risa me vale huevo y admito que la palabra mierda es mi favorita. Admito que termine y espero que les guste aunque admito que me encantan los hipócritas.
